Hace unas semanas, me embarqué en una travesía a Papallacta, impulsado por la curiosidad de descubrir qué más se oculta detrás de las famosas aguas termales. El viaje comenzó con la promesa de aventuras más allá de lo común, y Papallacta no defraudó.
Mi primera parada fueron las Cascadas del Duende, un rincón mágico que me dejó sin aliento. El susurro del agua al caer creaba una sinfonía natural mientras me perdía entre la niebla que envolvía estas majestuosas caídas. El Duende parecía habitar en cada rincón, y yo, como un visitante afortunado, me dejé llevar por la esencia mística del lugar.
El Sendero del Oso se convirtió en mi próximo desafío. Atravesé bosques exuberantes, maravillándome con la diversidad de flora y fauna. Cada paso era un encuentro con la naturaleza en su estado más puro. La conexión con el entorno era tan tangible que podía sentir la energía de Papallacta fluyendo a través de mis pasos.
No podía dejar pasar la oportunidad de sumergirme en sesiones de yoga y meditación en medio de la naturaleza. Con el fondo de los Andes, encontré la serenidad que tanto anhelaba. La combinación de la práctica y el entorno me transportó a un estado de paz que solo Papallacta podía ofrecer.
La Finca Arcoris se reveló como un paraíso para los amantes de la pesca y la autenticidad. Pasé días explorando sus aguas, sumergiéndome en la experiencia de pescar mientras disfrutaba del aire fresco de la montaña. Las noches de camping fueron increíbles, con el cielo iluminado por estrellas que parecían estar más cerca que nunca.
La emocionante pesca deportiva con Damián y el tranquilo paseo en bote por las aguas de Jamanco ofrecieron dos perspectivas únicas de Papallacta. Cada experiencia, una historia para contar, un recuerdo imborrable.
En Jamanco, la adrenalina tomó el mando. El canyoning me llevó a desafiar mis límites mientras descendía por cascadas vertiginosas. El columpio, suspendido sobre paisajes impresionantes, me hizo sentir como un niño nuevamente, balanceándome entre nubes y montañas.
Mi viaje culminó con un trekking hacia la Laguna de la Finca Arcoris. Rodeado de naturaleza virgen, descubrí un tesoro escondido que solo aquellos que se aventuran pueden encontrar. La laguna se convirtió en la «cereza del pastel» perfecto para quienes aman la naturaleza y las montañas, este es un Papallacta.
Más allá de las aguas termales
Papallacta va más allá de las aguas termales; es un cúmulo de experiencias que despiertan los sentidos y alimentan el espíritu. Cada rincón cuenta una historia, y yo, como viajero afortunado, he tenido el privilegio de ser parte de ellas.
¿Estás listo para descubrir Papallacta?
El viaje te espera, lleno de maravillas y sorpresas que solo este rincón ecuatoriano puede ofrecer.